Tres ataúdes blancos es un thriller en el que un tipo solitario y antisocial es forzado a suplantar la identidad del líder del partido político de oposición y a vivir todo tipo de aventuras para acabar con el régimen totalitario de un país latinoamericano llamado Miranda. Ese argumento de thriller bizarro es, sin embargo, una suerte de estructura vacía, un esqueleto en el que la novela crece, salvaje, impredecible, saliendo a borbotones de la voz del protagonista.
Desaforado, desquiciado, hilarante, el narrador usa todas sus palabras para cuestionar, ridiculizar y destruir la realidad (y para reconstruirla de nuevo, desde cero, como nueva). Perseguido sin descanso por el régimen del terror que en Miranda todo lo controla y por los abyectos políticos de su propio bando, solo contra el mundo, el protagonista es finalmente alcanzado y cazado. Su enamorada en cambio consigue huir milagrosamente, y con ella queda viva la esperanza de un nuevo comienzo para la historia.
Tres ataúdes blancos es un texto abierto, polifónico, dispuesto para múltiples lecturas. Puede ser entendido como una sátira feroz de la política en América Latina, como una refinada reflexión acerca de la identidad individual y la suplantación, como una exploración de los límites de la amistad, como un ensayo sobre la fragilidad de lo real, como una historia de amor imposible. Envuelta en un envase de thriller fácil de abrir y de leer, llena de humor, esta novela propone sin duda un juego literario complejo y fascinante. La novela que consagra indiscutiblemente a uno de los autores mayores de su generación en lengua española.
«Un thriller esperpéntico, satírico y llamado a convertirse en el primer escalón representativo de una trayectoria literaria a la que habrá que estar muy atento... Tres ataúdes blancos deja atónito al lector en una serie de secuencias divertidísimas y trágicas a la vez...Albricias entonces para un escritor que cuenta lo de siempre -esa violencia atávica que nos ronda una y otra vez- venciendo al lector con ingenio, ritmo y humor. Un verdadero placer» (Ricardo Baixeras, El Periódico).
«Sin el sutil tratamiento de su escritura, sin los tres motivos que modulan el desarrollo de la historia como si se tratara de una compleja pieza musical (el doble, el hijo incomprendido y la pasión amorosa) y sin ese tono de calculada imprecisión emocional (entre la parodia y la elegía a las causas políticas perdidas), sin todo ello, difícilmente esta novela concitaría tanta admiración… La novela de Antonio Ungar incluye cosas horribles de ese país ficticio: desapariciones, secuestros, ejecuciones, un cuento abismal que no conoce fronteras entre ultraderecha y ultraizquierda. El método de esta representación es la parodia. Y su éxito, conjugar la materia parodiada con la indescriptible tristeza que también genera su relato» (J. Ernesto Ayala-Dip, Babelia, El País).
«Un brillante estilo, mordazmente irónico, que va trasformándose en una vertiginosa narración de violentos acontecimientos que se precipitan. Pero también en una trama de delicado amor imposible, en contrapunto al río de sangre al que se ve arrojado el protagonista» (Arturo García Ramos, Abc).
«Lo mejor es la mirada irónica a una realidad tan cruda como la de ese país… Un buen premio, para un buen libro» (María Paulina Ortiz, El Tiempo).
«Ungar tiene palabra bien curtida y medida en el riesgo. Cuenta con un humor envidiable que bien le viene al relato en algunas ocasiones para aliviar el mensaje serio y aguerrido. Eleva la figura de un adocenado a la categoria épica conjugando registros de diversa naturaleza y sobre todo proporciona una saludable ración de buena literatura» (Ramón Jiménez Madrid, La Opinión de Murcia).
«La novela es trepidante… Se lee en una sentada, o se oye, en el estilo oral de una historia que se dirige constantemente “al que esto escucha”… Si bien el mejor regalo puede ser un autor que no conocíamos y que habrá que seguir» (Eduardo San José, La Nueva España).
«Antonio Ungar pinta en Tres ataúdes blancos, con un registro ligero gracias al tono paródico, un fresco caricaturesco y esperpéntico de las tinarías presidencialistas de Latinoamérica, una deslumbrante sátira de la violencia política… Es imposible no reconocer ciertos mecanismos de corrupción y de mentira que afectan al mundo desarrollado y a la propia Europa» (Iñaki Ezkerra, El Correo).
«Una novela que crece, salvaje e imprevisible» (Diari de Girona).
«Combina amor, humor negro y una crítica feroz contra los sistemas políticos de la parte norte de Sudamérica» (Gara).
«Antonio Ungar tiene una corta pero intensa trayectoria… Las lecturas de la novela pueden ser muchas. Existe también una refinada reflexión acerca de la identidad individual, una exploración de los límites de la amistad y de la fragilidad de lo real, una historia de amor imposible. Lo que distingue su obra es su salvaje sentido del humor asociado al horror» (María R. Aranguren, Bilbao).
«Antonio Ungar combina humor con política con una eficacia digna de admiración… La trama se desarrolla entre los códigos de la comedia y de la literatura policial de la mejor factura» (Zona de Obras).
«Uno de los méritos de Tres ataúdes blancos es el humor paródico con que se tratan la mayoría de las situaciones, estilo que hace más soportableser partícipe como lector de las atrocidades violentas y aparentemente inverosímiles reflejadas... Estos elementos de humor negro y thriller no esconden lo terrible que encierra esta novela, amena e imposible de no leerla de un tirón, donde las traiciones, las mentiras, pero sobre todo la evidencia de que la vida humana carece absolutamente de valor para la mayoría de los estados dictatoriales, están siempre muy presente» (Cayetano Sánchez, Canarias 7).
«Sátira política, humor negro y ritmo sostenido son los atractivos de esta novela» (Suplemento Ñ, Clarín).
«Una novela para leer a solas, con rabia, mucha rabia. Un libro de estructura impecable, prosa combustible y poética furiosa» (Karina Sainz Borgo, Quimera).