El libro que tenemos delante intenta asomarnos al “cristianismo laico” de Machado, que posiblemente no es del todo ajeno al cristianismo de Unamuno. En el libro se da básicamente la palabra a Juan de Mairena (Machado), en cuanto Juan de Mairena es el “yo filosófico” de Machado, un yo que se ha ido fraguando en largas conversaciones consigo mismo desde la juventud. Un yo que, si se va impregnando de creencias religiosas y del lastre filosófico que ayuda a configurarlas culturalmente, no deja, sin embargo, de ser escéptico, ya que confiesa que a lo más que se puede aspirar en este aspecto es a convertirse, en cuanto filósofo, en un “bufón de la divinidad”.