La espacialidad de la ciudad-refugio tiene un carácter espontáneo, heterogéneo, fragmentado y residencial-productivo. Está determinada por la transformación de las periferias urbanas como consecuencia de la proliferación de nuevos establecimientos de vivienda. Pero no solo son los migrantes forzados los responsables de aquellas transformaciones espaciales; una diversa y conflictiva constelación de agentes sociales influye directamente en el cambio urbano. En esta sociedad de la ciudad-refugio se destaca la participación contradictoria del Estado y la cooperación internacional, que se valen de estrategias informales desarticuladas de la planificación formal y propician así el desarrollo urbano espontáneo.