En este libro defendemos la idea de que las Comisiones de estudio sobre la violencia son tecnologías o artefactos institucionales de construcción de memorias históricas sobre lo ocurrido en Colombia desde mediados de los años cuarenta hasta hoy. En ese sentido, pensamos que las Comisiones de estudio sobre la violencia han funcionado en medio del conflicto como correas transmisoras de las narrativas del país, como intentos de gestión pública de las violencias y como dispositivos de producción histórica de diferentes versiones sobre el conflicto, en unos marcos temporales que son vividos de diversas maneras por los actores involucrados en ellas.