La vida de Virgilio Piñera (Cárdenas 1912 - La Habana 1979) parece aproximarse a la de Antonin Artaud: una lucha agónica, “lucha por la subsistencia diaria, lucha contra su propia personalidad”. El primer combate forja al escritor, el segundo una subjetividad dialéctica que utilizará el dinamismo de las formas literarias (poesía, teatro, cuento y novela) para expresarse, en un delirio de relaciones donde sobresale la espada del pensamiento.
El ensayo sería en Virgilio Piñera parte de la mirada crítica de ese gigante de múltiples ojos y fiel guardián llamado Argos, por ello sus ejercicios ensayísticos se encuentran enraizados en el entramado cognoscitivo que sostiene toda su obra, y donde la argumentación adquiere (más allá de los géneros) diferentes concreciones que incluyen artículos periodísticos, páginas autobiográficas, cartas, editoriales de revistas, prólogos, solapas, reseñas, conferencias, entrevistas, reportajes, etc.