La noción de montaje remite a universos disímiles,no sólo discursivos,que se despliegan desde los orígenes de nuestra modernidad social, política y cultural. Desde principios del siglo XX, y a partir de transformaciones que abarcaban desde las nuevas formas de producción industrial masiva hasta las revolucionarias estrategias de las vanguardias artísticas, el montaje irá ocupando un lugar ubicuo en las estructuras de la organización social, de la producción de subjetividad y de las formas de sensibilidad. En la encrucijada entre las renovadas técnicas industriales y las transformaciones artísticas, nuevas formas de arte técnico, con el cine como modelo, irradiarán el ritmo convulsionado del montaje a las más diversas esferas de la vida social. Desde entonces,el montaje se ha convertido en una estructura fundamental de la sensibilidad moderna. El siglo XX resguarda como uno de sus principales legados la exigencia de pensar el montaje como gramática sincopada de lo real.
Este libro se propone, entonces, explorar aquello que singulariza esta concepción -y práctica- del montaje como interrupción, quiebre y reconfiguración siempre contingente. Una concepción que remite a una larga tradición subterránea en la modernidad y que continúa hasta nuestros días, más allá de toda historia cultural de lo moderno. De Aby Warburg o el propio Sigmund Freud y Jacques Lacan hasta Gilles Deleuze o Georges Didi-Huberman,desde Walter Benjamin o Sergei Eisenstein a Martha Rosler o Jean-Luc Godard,de Bertolt Brecht o Max Ernst a Alexander Kluge o Frederic Jameson, el montaje ha sido pensado como dispositivo clave de una sensibilidad crítica, esto es, como lógica de la crisis,la ruptura, de la exposición de los disensos: el montaje como fisura en la sensibilidad común.