Durante los siglos XVII y XVIII se presentaron varias querellas ante el tribunal de justicia criminal del Nuevo Reino de Granada, en las que se denunciaba que había personas que ejercían los oficios médicos sin tener títulos que los acreditaran como facultativos en las artes curativas. Por ese entonces, se creía que quienes utilizaban yerbas y conjuros como métodos terapéuticos, por lo general mujeres, debían ser juzgadas como yerbateras-envenenadoras, porque no pretendían curar sino matar a quien consumiera sus preparados. Este texto establece que los procesos criminales por envenenamiento constituyen un prisma en el que convergen diferentes problemáticas del periodo colonial neogranadino, relacionadas con la salud, los oficios médicos, las enfermedades, las creencias mágico-religiosas, el ideal de mujer en la época, la delincuencia, y las dinámicas de las instituciones españolas, entre otras. Se estudia cómo fue la relación entre los aspectos jurídicos, las leyes criminales (dictadas por la Corona) y las conductas “desviadas” (relacionadas con el envenenamiento) de los habitantes neogranadinos. Para ello se revistaron varios temas del mundo colonial relacionados con los rumores, la comidilla y la importancia de la comunicación hablada; el problema de la honra, y las creencias de la cultura popular con relación al envenenamiento y algunos métodos curativos.