(…) Supongo que me fijé en la imagen de un hotel para el título por esa mezcla de ideas pasajeras e inasibles que, de alguna forma misteriosa, permanecen en la memoria aún sin saber muy bien donde ubicarlas. Son ideas y versos que pueblan espacios muertos, lugares extraños y agradables al tiempo, como fotos Polaroid que congelan un instante sobre un papel de plástico. (…) Carlos García Ruiz
(…) Hay en esta poesía un tratamiento del tiempo que corre veloz y a la vez se detiene. A veces parecen poemas de amor, pero, avanzando en el libro, se ve que ese amor está cruzado por el temor de la pérdida y por la ausencia. Es como un amor posible y necesario que empieza y parte a la vez. (…) Patricia Ariza