El autor destapa un sinfín de perfumes capaces de provocar a nuestra memoria los recuerdos que Roma evoca en quienes la hemos visitado. Roma era, es y siempre seguirá siendo la ciudad más intensa del mundo. Compruébenlo en su próximo viaje a Roma. Llévense este texto y cuéntenmelo luego. El Panteón aparece en varios capítulos, como no podía ser menos, Santo Stefano rotondo, Santa Sabina, Santa Cecilia y Santa Maria en el Trastevere le acompañan adecuadamente. Y Santa Constanza y Sant’Ivo alla Sapienza y hasta el muro del Pecile. Y no podían faltar las joyas luminosas de Bernini: la capilla de la Beata Albertoni y la de Santa Teresa. Es un “viaje de vuelta” que no tiene desperdicio. Es imprescindible el viaje a Roma… tras la experiencia romana, «es imposible seguir siendo el mismo».