En una ocasión, Clarissa D´Agostino lo había rechazado. Y Ferruccio Selvaggio, príncipe bastardo, juró que le haría pagar por ello. Seis años después, ella estaba en sus manos. Era el momento de darle una lección…
El futuro de su país dependía de ella. Clarissa sabía que tenía que hacer lo posible para convencer a Ferruccio de que aceptara la corona y salvara su reino, incluso aunque conllevara casarse con el hombre que la odiaba, aunque tuviera que entregarle su corazón…