Una buena ocasión para repasar sus trabajos es rememorar la gestación y rodaje de Espartaco cincuenta años después de su filmación en los californianos estudios Universal y en España. Varios son los aspectos que llaman la atención de este film de Kubrick. El primero es la indudable valentía de la puesta en marcha de un proyecto comprometido en un momento complicado: Kirk Douglas produce la versión que Dalton Trumbo, quien estaba en la lista negra de Hollywood, había hecho de la novela de Howard Fast, también en la lista negra. El segundo aspecto es que Espartaco va mucho más allá del peplum y el kolossal, el conocido como cine de romanos, que se hacía en la época. Esta película reproduce el interesante contrapunto que se da entre los esclavos y el poder romano. El tercer aspecto es el literario, de gran calidad, que rebosa poesía por su rincones, comenzando por la poética narración de Tony Curtis donde se dibuja el mundo antiguo como si fuese el contemporáneo. Y por último los aspectos artísticos y técnicos, desde las estupendas fotografía y música hasta las interpretaciones, donde destaca la de Peter Ustinov. Pero no todo fue un camino de rosas para Espartaco. Su rodaje tuvo muchos inconvenientes y tensiones, tanto entre los actores como ciertas dificultades de producción. De igual forma el alarde de rodaje en suelo español fue realmente memorable, con miles de extras contratados. Este libro rememora la grandeza y las dificultades de "Espartaco" de forma integral, amena y documentada como no se había hecho hasta el momento.