Esther, aspirante a actriz, a sus veinticinco años es escupida por la universidad sin que el mecanismo de la industria cultural la absorba, viéndose obligada a escoger una opción tan temida como inevitable: volver a vivir con sus padres y gastar lo menos posible. Ante la obligación de regresar al nido, lo mejor que puede hacer es poner en marcha un plan de evasión. Esther no sabe qué hacer con sus estudios y mucho menos con su vida, pero no tendrá más remedio que aceptar el trabajo que su madre ha encontrado para ella: hacer de canguro para la hija de sus vecinos, los Brown.
Sin embargo, no será un trabajo fácil. Esther se convertirá en la confidente de la pequeña May, a la que debe cuidar, y de su madre Amy, que está en pleno proceso de recuperación tras la pérdida de su segundo bebé. Amy, aún traumatizada, acaba construyendo, como nueva «loca del desván», una inquietante «habitación del duelo» en la buhardilla de su casa, mientras su marido, Nate, no puede dejar de echarle el ojo a la jovencísima niñera. Esther, atrapada entre modelos de supuesta madurez completamente conflictivos y condenados a chocar entre sí, se verá forzada a dar un giro a su plan, replantearse, como una nueva Jane Eyre, su papel de nanny, y a hacerse una idea más clara sobre aquello que desea y aquello que no puede evitar ser.