Pude disfrutar el despliegue de un lenguaje ambicioso en el cual la felicidad de nombrar, también invoca. Su instrumento no es el arpón, ni el sedal de un solo anzuelo, es la red, su tejido atrapador. Situadas las historias en territorios marinos los viejos elementos, mareas, corrientes, tormentas renuevan su pacto con la tierra, el cielo y los seres humanos, inermes ante los rostros infinitos del bramido en movimiento que fue separado. La naturaleza pintada por Orlando Araujo Fontalvo está en el extremo de un conflicto que tiene en el otro al ser humano. Aquí la naturaleza es una forma de la adversidad cuando antes fue una posibilidad de vida. En ese lugar abigarrado de personajes, los cuentos dejan ver una posibilidad: están cerca de la frontera con el género novela. El autor, aduanero de sueños, no les otorga la visa. Los lectores encontrarán los sentimientos de venganza, codicia, derrota y un deseo de vida más allá de la muerte. ROBERTO BURGOS CANTOR