Poeta, dramaturgo y prosista, es una de las grandes figuras de las letras catalanas contemporáneas. También, de lasque más han trascendido fuera de Cataluña. Lo fundamental de su creación se produjo en momentos de dificultades para la lengua de Ausiás Marc.
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- Índice de la versión castellana
- Prólogo
- Postdata en 1969
- Un nuevo libro: Semana Santa
- Última postdata...
- De cementerio de sinera
- I. Por los ramblizos baja el carro
- II. Qué patria tan pequeña
- III. Sin nombre alguno ni símbolo
- IV. Mis ojos sólo saben contemplar
- V. Por las puertas de Sinera
- VI. Las arañas hilaban
- VII. Llega la uva tierna
- IX. Vuelo de recuerdos de lluvia
- X. Ordenador de hileras
- XVII. Ay, la negra barca
- XVIII. La barca arriba
- XIX. Los ostiarios
- XXII. Sobre la arena mojada
- XXIII. Mientras se apaga
- XXIV. No nacerá ningún mármol
- XXV. Cerca de la mar. Tenía
- XXVI. No lucho más. Te dejo
- XXVII.Sueño, sentido, concretas
- XXIX. Paso del amigo que siento
- XXX. Cuando te detengas
- De las horas
- I. Espejo frágil
- Espera
- Árbol
- Naufragio
- En tu muerte
- Oración en tu muerte
- Sagitario
- Secuencia
- II. Viandante
- Viaje de invierno
- Puerto de retorno
- Lluvia
- Mensaje
- Libre vuelo
- Psyché
- Tierra negra
- Despedida
- III. Los jacintos
- Pontos
- Prometeo
- Omnis fortasse moriar
- Ofrecido a Cerbero
- Para que lo entones con compasivo
- Quisiera decirlo con mis labios de
- Espiritual, con la trompeta de L.
- Piragua
- De mrs. death
- Mientras representamos
- Un hombre flaco de Meir
- Los mendigos
- Redemptor mundi
- Fiesta de la muerte
- Matrimonio
- Paolo
- El poseído
- Un hombre gordo de Meir
- El funámbulo
- Las hermanas
- Adverso al viento
- El mar
- Dípticos de vivientes
- Los músicos ciegos
- Los olivos
- Las palabras
- Parca
- Escalera
- Dípticos de difuntos
- Coéforo
- Río
- Cementerio de Sinera
- Señor de la sombra
- Final del laberinto
- De el caminante y el muro
- I. Las sombras, el río, el sueño perdido
- No he de darte acceso a mi secreto
- Desde el mismo teatro
- Vuelto al peso
- Sí a la ceniza
- Aún no
- II. Canciones de la rueda del tiempo
- Canción de alborada
- Canción de la muerte al alba
- Canción de la plenitud de la mañana
- Canción de la mañana encalmada
- Canción de la muerte resplandeciente
- Canción de la llegada de la tarde
- Canción del paso de la tarde
- Canción del atardecer
- Canción de la muerte callada
- Canción del triunfo de la noche
- Para ser cantada en mi noche
- Antes de laudes
- III. El Minotauro y Teseo
- ¡Ish, Isha, Elí, Elis!
- Una vieja respuesta que habrá de
- Ensayo de cántico en el templo
- Con música tal vez lo escucharías
- Knowles, el ahorcado, lo contempla
- Una cerrada felicidad es muy propia
- Siempre puedo guardar cosas en
- Por mi espejo, si quieres, pasan
- Por ser tan sencillo no te gustará
- Nuevas palabras de Agur
- Libro de los muertos
- Perdido en un paisaje de
- Lo canta siempre una estrangulada
- Son de cornamusa en la danza final
- Escrito a la manera de Salom
- Sentido al modo de Salvador Espriu
- De final del laberinto
- I. Con un lento dolor se vuelve sueño
- II. He caminado estancias de la casa
- XIX. Diré del viejo fuego y del agua
- XXII. –Acuérdate de nosotros
- XXIII. Otro toque entendía el navegante
- XXV. Y gano la ribera de la noche
- XXVI. He dejado atrás el arenal y la barca
- XXIX. Salvado ya en la nieve
- XXX. El aire resplandeciente
- De la piel de toro
- II. Eres una extendida piel de toro
- VI. Ídolo que levantaste, imagen de tu
- IX. Siembran sequedad
- XX. Miramos la boca del ahogado
- XXI. Molinos de Sepharad
- XXIII. En el centro del ruedo levantamos
- XXIV. Si te llaman a guiar
- XXV. Diremos la verdad sin descansar
- XXX. Diversos son los hombres y diversas
- XXXV. Por las alturas pasan hacia el sur
- XXXVIII. No conviene que digamos
- XXXIX. Porque los ojos cedían
- XLVI. A veces es forzoso, es necesario
- XLVII. En la ley y en el pacto
- De libro de sinera
- I. Rumor de golpes de azadón
- IV. Mientras permanecíamos sentados
- VII. Los mendigos tocaban con sus palos
- XV. Asentiré con gozo
- XXI. Cuando el sol se dormía tendido en
- XXXV. Aquí termina el viaje. Al bajar de
- XXXVI. Porque pasa la tarde y el sol ya
- XXXVIII. Establecido, en orden, tal vez
- XXXIX. Vengo a la desnuda
- XL. Pero en la sequedad arraiga el pino
- De fragmentos
- Con la voz ronca de un «chansonnier»
- Dulzura de balido de Navidad
- Índesinenter
- Inicio de cántico en el templo
- De semana santa
- I. Eterna, noble, una palabra
- II. Damos vueltas colgados de los brazos
- III. Esta sola palabra nos pesa demasiado
- IV. Briznas de palabras, hilachas
- V. Tendremos que buscar, quizá, sentido
- X. Más allá el hielo
- XII. Primero se alzarían
- XIV. Mira cómo se acercan
- XVI. Bajo la luz rojiza
- XVII. Detenta, escúchame: es necesario
- XVIII. El ojo de la aguja, buen amigo
- XIX. Pero filas
- XX. Treinta monedas en Sepharad
- XXII. Dos veces canta el gallo
- XXIV. ¿Qué es la verdad
- XXV. ¿Qué es la verdad? Vidrio tirado
- XXVI. ¿Qué es la verdad
- XXIX. Ya destruido el templo único
- XXX. Hacían sonar matracas
- XXXI. Nada entiendo del fondo de este
- XXXII. ¿La luz por qué camino puede
- XXXIII. Largos dedos sin pausa en el tocar
- XXXIV. Alrededor
- XXXV. ¿Quizás el exilio
- XXXVI. Yo mismo soy
- XXXVIII. ¿Tal vez creéis
- XXXIX Si preguntas
- XL. ¿Qué viste en el camino
- De formas y palabras
- I. Sabios dedos me pensaron
- II. Muy adentrada
- III. Veleros de arañas
- IV. De yeso, de bronce
- V. Mírame
- VI. Nunca preguntes
- VII. ¿Desde qué duda
- VIII. Cálidas aguas
- IX. Si quieres, si piensas
- X. Verano. La danza
- XI. El prado, las hierbas
- XII. El acanto escucha
- XIII. Vibraban siempre
- XIV. Dócil forma, ¿quién osa desear
- XV. A lo lejos
- XVI. Dentro de poco, fuera
- XVII. Caracol, ¿reposas
- XVIII. Un pez, una nube
- XIX. Son peligrosos
- XX. La fuerza de la sed
- XXI. En el agua, entre flores
- XXII. Huyes, tormenta
- XXIII. De quién huías
- XXIV. El viento del sur acerca
- XXV. Te amo, dura
- XXVI. Quiero que te percates
- XXVII. Es muy difícil
- XXVIII. Libertad, signo
- XXIX. ¿Hasta qué cielo queremos
- XXX. No quieres ser libre
- XXXI. Rebaños de tiniebla
- XXXII. ¿Qué precio? La vida
- XXXIII. La sabiduría
- XXXIV. Partíais, náufragos
- XXXV. Este piloto de delgados labios
- XXXVI. Atado al palo y sordo
- XXXVII. En el aire delgado del crepúsculo
- XXXVIII. De todas partes
- XXXIX. Adiós, si es que te atreves
- XL. Y todo queda por decir
- Poema para un atlas
- El pasado y el pozo, al despuntar el alba