La voz del barcelonés Jordi Valls muestra su evolución hasta llegar a todos los matices, versatilidad y plasticidad que tiene Mal. Una poesía fruto de un trabajo escrupuloso y muy metódico: prolífico a la par que exigente, coherente desde un inicio con sus obsesiones pero arriesgado en su manera de investigar y crear; en definitiva, brillante y único dentro del panorama de la poesía catalana actual.