Al leer Mal abrigada, una bocanada de aire gélido golpea los ojos, sin previo aviso, como una tormenta que se desata en plena montaña. Puedo decir que escribir el prólogo de Mal abrigada es uno de los textos que más entusiasmo me ha provocado. Creo que no me equivoco al afirmar que Paola esuna gran poeta con muchas cosas que contar.