“Es difícil no sentir la emoción que transmite la poesía de Fernando Operé, porque su lirismo se acompasa siempre con una dicción serena y límpida, y con los territorios que el corazón ha transitado y conoce bien: la densidad y eroticidad del cuerpo, el peso livianísimo de la materia o las ausencias cuyo alfabeto deletrea el poeta”.
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- Índice
- La imprudencia de vivir
- Qué festejar
- Testamento
- Cosas de la edad
- Fiasco
- Cosas del tiempo
- Anochece
- Otras batallas
- Camino de Santiago
- Otra oración
- Rumio palabras
- En la estación
- Biblioteca
- Vagón de tren
- Fotografía en el National Geographic
- La espera
- Regreso a San Juan
- Lechos
- Tarde en Segovia
- Preámbulo
- Casa familiar
- Tras el huracán
- Plegarias
- Nostalgias
- El retorno
- Quiero una casa en el mar
- Notas del viaje
- Zambullirse en el mar
- Lluvia en el mar
- Caminos de la India
- El silencio de la piedra
- Orden y desconcierto
- Una ballena
- Llego a Vietnam I
- Haz el amor y no la guerra
- Viaje a la China del siglo XXI
- La Gran Muralla China
- Siento la brisa hasta embriagarme
- Peregrinaje a Hiroshima
- Tarde de olas
- ¿Cuánto lleva a un hombre construir una casa?
- Lágrimas
- Horas desesperadas
- Mi mesa pradera
- Confesión
- El escriba
- Perdonen mi falta de modestia
- La promesa
- La tarde en Imbabura
- Sueño de artesano
- El otro amor
- Sin demasiada gloria
- Cosas del invierno
- Ya me voy
- Algunas preguntas
- Réquiem a un árbol
- Variaciones para una incógnica
- Rutas patagónicas
- Viaje al basurero