En la poesía de Las voces del tiempo, el alma y la voz se hacen transparentes, su contacto las vuelve indivisibles y las hace únicas. Cada poema conjuga la intensidad y la pureza de la soledad individual en la que se dibujan los trazos del destino; cada uno nos alimenta la memoria de las emociones del mundo.
- Portada
- Los poetas
- Ojos fijos...
- Mujer de pan...
- El revuelo de los sentidos
- No...
- Utopía
- Afán
- Color
- La flor, el fruto y el árbol
- Naturaleza que muere
- Presencia
- Olvido
- En el laberinto...
- Memoria de los sueños
- Noche...
- Hoy...
- Somos...
- Lo que dices de ti
- Obsesión del polvo
- Cómo cuido tu ausencia
- Genealogía
- Al volver...
- La sal del sueño
- Uno mismo
- Pasar
- Desamparo
- Epílogo
- Calvario
- Destino
- ¿Cómo?
- Aliento
- Certeza
- Azar
- Origen
- Calidez
- Sueño diurno
- Raíz del desaliento
- Mi alma...
- Elegía pendiente
- Penumbra
- Rumbo a ti
- Envuelto...
- Eternidad
- Monólogo
- Hastío
- La palabra
- Círculo
- Guardado...
- Oquedad
- Errar el día
- Reencuentro
- Litoral de la memoria
- Elegía
- Sensatez
- Recuento
- ¿Cómo la tristeza...?
- Soledades
- En el atardecer de la mirada
- Volteé...
- El camino de tu nombre
- Poesía
- Trayecto
- Indolencia
- Alivio
- Poema en la espera