En Sofía aflora nuevamente la cuestión de la esclavitud que tan tratada fue por Martín Morua a lo largo de su vida. En esta obra lo hace, tal vez, de una manera más descarnada que revela profundas implicaciones personales para el autor. La mulata Sofía -casi blanca, como era usual caracterizar a los personajes femeninos de la raza negra, sujetos o no a la esclavitud- se enfrenta a las peculiaridades y restricciones de la sociedad colonial. Y lo hace desde su condición de esclava y de mujer. Su belleza constituye un motivo más de peligro de descalabro con respecto a los cánones morales de la época. El propio autor explica así la obra: “Sofía es el primer volumen de la serie de cuadros sociales que, copiados del natural de la vida cubana, me propongo ofrecer a la respetable consideración de aquellos que me honren leyéndolos. He titulado “Cosas de mi tierra” la proyectada serie porque, en realidad, aquéllas han de constituir el asunto de los trabajos que Sofía seguirá; si a ello contribuye la protección que al volumen inaugural dispense el público lector que, por cierto, ha de ser el colaborador imprescindible en este empeño crítico-social”.