«Desde el exilio afgano, hace ya más de treinta años, hasta sus dibujos caligráficos más recientes, el cálamo de Rahimi deambula y danza con maestría en cada una de las páginas de este libro».
Le Monde
«He hablado mucho de mi tierra natal, de las mujeres condenadas, de la guerra que se llevó a mi hermano y dispersó a mi familia por todo el mundo... Pero nunca he evocado mi exilio. En cuanto me dispongo a describirlo me descubro desvalido, mudo, como frente a un agujero negro. El exilio es un camino sin retorno. Una vez en él, ya no podemos abandonarlo. Nos convertimos para siempre en una criatura errante, estamos tejidos de otros lugares. Yo soy como la calimorfa, esa mariposa migratoria de alas negras con rayas blancas que, tras abandonar la crisálida, está condenada a volar día y noche».
A través de sus recuerdos y sus reflexiones, de sus poemas y sus caligrafías, Atiq Rahimi nos propone en La balada del cálamo un íntimo y personal autorretrato, una lírica meditación sobre la deriva de nuestras vidas al suspender cruelmente el poderoso vínculo que las une a la tierra natal.
- Portadilla
- Créditos
- Índice
- Dedicatoria
- Cita
- Al principio...
- Mi primer pecado
- Errancia y soledad
- Jatt, el trazo
- Mother India
- En otra parte
- Matrika
- Origen ausente
- El duelo
- ¡Vete!
- Aliento y alarido
- Yo soy
- Álif de Adam, ha de Hawá
- Eros
- Tánatos
- Solo soy una letra
- La llave perdida de los sueños
- Tinta, luz, errancia...
- La galería de los cuerpos
- Letras de espíritu
- Letras en la arena
- La poética de lo invisible
- Un ganso, portador de letras
- Calimorfa
- Letras del cuerpo
- El ser profano
- La mujer calimórfica
- Doce movimientos para inacabar
- Cita
- Agradecimientos
- Referencias
- Índice de calimorfías