Los Ensayos económicos de David Hume, publicados en 1752, fueron escritos en el momento que comienza en Gran Bretaña la revolución capitalista conocida como Revolución Industrial. Se trata de un proceso que surge de la mano del liberalismo, con ese trasfondo, el filósofo levanta acta de la muerte del mercantilismo y su dependencia de prácticas monopolísticas. En el lugar y tiempo en que se escribieron, el aumento de la demanda estimulaba la competencia entre productores y ésta la laboriosidad y el ingenio de los artífices, así que Hume denuncia el obstáculo que suponen los monopolios en la consecución de un mayor bienestar y la torpeza de quienes se empeñan en mantenerlos. Otra idea novedosa es la argumentación contra la acumulación de oro y plata porque -sostiene- no son éstos los que hacen rica a una nación, sino el trabajo que se realiza dentro de sus fronteras, de no existir industria y comercio, los metales preciosos fluirán al extranjero. Los textos deben entenderse en un contexto más amplio de escritos sobre temas políticos, morales y literarios que el autor comenzó a publicar en 1741 y que, en conjunto, le dieron mayor éxito y reconocimiento que las obras epistemológicas. Sus reflexiones influyeron enormemente en las de Adam Smith, con quien compartió amistad e inquietudes, ambos se dedicaban a la filosofía y a la economía, aunque Hume sea más conocido por lo primero que por lo segundo, a diferencia de lo que sucede con Smith. Sin embargo, el trabajo del último resulta incomprensible sin los Ensayos económicos, porque en éstos se encuentran las intuiciones que desarrollará el otro gran pensador escocés.