Las desmadradas andanzas por Edimburgo de un taxista traficante de drogas, adicto al sexo y actor porno amateur.
Después de sus devaneos por Miami con La vida sexual de las gemelas siamesas, Irvine Welsh regresa a Edimburgo, piedra angular de su universo literario alrededor de la cual orbitan unos personajes que se van entrecruzando en las sucesivas novelas ambientadas en la ciudad.
Aquí el protagonista es un viejo conocido, Juice Terry Lawson, que ya había asomado la jeta en Cola y Porno. Resumamos sus credenciales: de profesión taxista, pero también chulopiscinas e incansable seductor de tías buenas, traficante de drogas, encargado de una sauna regentada por mafiosos, adicto al sexo y actor porno amateur, que rueda películas cutres para la web de SickBoy.
Y mientras un tremebundo huracán amenaza con arrasar Escocia, Terry se ve envuelto en andanzas de lo más variopintas: se reencuentra con una antigua amante en un funeral; ayuda al simplón Wee Jonty a buscar a su chica desaparecida, la hermosa Jinty Magdalen; lleva en su taxi a una joven dramaturga suicida; le detectan un problema de corazón que le obliga a guardar abstinencia sexual, y hace de chófer para un americano llamado Ronald Checker, rico promotor inmobiliario y presentador de un exitoso reality (sí, el personaje tiene evidentes paralelismos con Donald Trump) que ha venido a Escocia en busca de un exclusivísimo y carísimo whisky...
Un polvo en condiciones es Welsh en estado puro: desmelenada, escatológica, pornográfica, lisérgica, iconoclasta, argótica y descacharrante. En ella, el lector que no se amilane ante las emociones fuertes se encontrará con escenas de incesto, violación y necrofilia, ¡y hasta con un par de inauditos capítulos en forma de pene!