John, un profesor inglés de Historia, soltero y de mediana edad, pasa, como todos los años, sus vacaciones en Francia. En Le Mans se encuentra por casualidad con un tipo que es físicamente igual a él. Asombrados por el parecido, se emborrachan juntos y se cuentan sus desdichas. John le habla de su vida solitaria y sin sentido y el otro –el conde Jean Le Gué– le deja entrever que su problema es exactamente el contrario: «Poseo demasiadas cosas. Cosas humanas». A la mañana siguiente, John despierta en un hotel de mala muerte, sus cosas han sido sustituidas por las del conde y un solícito chófer le espera para llevarle a casa. La casa resulta ser un antiguo château con foso, torreones y gárgolas… y es así como se encuentra de pronto al frente de una familia escabrosa, un negocio ruinoso y una nueva identidad siempre en peligro de ser desenmascarada.
Daphne du Maurier siempre fue maestra del punto de vista y una virtuosa del arte de la intriga y el incidente. En El chivo expiatorio (1957), construyó una novela compleja, llena de suspense y ambigüedades morales, a partir de una de sus situaciones características: la llegada de un extraño a una mansión y su arduo proceso de adaptación a un ambiente de viejos odios, deseos malignos, sospechas y secretos de los tiempos de la ocupación nazi, todo ello contado por el propio extraño. El libro desarrolla asimismo un moderno discurso sobre la identidad como creación de los deseos y expectativas de los otros.
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