Luis cree ser el dueño del monasterio de Conjo, a pesar de sus excentricidades, sus amigos le aprecian, pues es un apasionado conversador y pueden pasarse horas en su compañía. Esto le sucede a Pedro que, inesperadamente, en una de sus visitas, se ve inmerso en la delirante historia de su amigo, en la que este le narra su amor obsesivo por Berenice y la culpabilidad que siente por no corresponder a Esmeralda. En muchos momentos Pedro dudará si es verdad o mentira lo que Luis le cuenta, pues el relato le transportará a un mundo fantástico y sobrenatural, misterioso y telúrico, difícil de asimilar. Y lo mismo le sucederá al lector que se imbuya en esta obra de madurez de Rosalía de Castro, El primer loco: cuando crea que vislumbra un final en la tormentosa historia de amor del protagonista, la trama dará otro giro inesperado que, quizá, le lleve a la misma “locura”.