Ben Logan nunca había pedido ayuda, hasta que un ciclón lo arrastró hasta una isla desierta. Allí dejó su vida en manos de una pizpireta enfermera, Mary Hammond. Y, atrapados, se reconfortaron el uno al otro.
De vuelta a casa, Ben no pudo olvidarse de Mary y, tres meses más tarde, esta apareció en su despacho de Nueva York y le contó que la noche que habían pasado juntos podía cambiarles la vida para siempre…