Después de dos días de pasión inesperada con el fabuloso Luke Decroix, Miranda ya les estaba poniendo nombre a sus futuros hijos. Pero parecía que aquello solo había sido una aventura, y Miranda tenía que volver a casita... sola.
Entonces Luke le ofreció un trabajo: diseñar su casa. ¡Era el trabajo de sus sueños! ¿Sería capaz de trabajar con aquel millonario que solo había querido una historia pasajera con ella? Aceptó el trabajo con una condición: su relación sería solo de negocios.