Adelaide Davies había regresado a Whiskey Creek, un lugar que en otro tiempo consideró su hogar. Volvía para cuidar de su anciana abuela y para ayudarla en su restaurante. Pero Adelaida no era feliz en el pueblo. Allí vivía demasiada gente a la que preferiría evitar, gente que había estado envuelta en la terrible noche de junio que había vivido quince años atrás.
Desde aquella fiesta de graduación que le cambió la vida, había estado deseando acudir a la policía para asegurarse de que los chicos, hombres ya, responsables de lo ocurrido recibieran su castigo. Sin embargo, no podía hacerlo sin revelar un secreto más oscuro todavía. De modo que era preferible fingir.
Noah Rackham, un hombre atractivo, popular y de éxito, no alcanzaba a entender por qué Adelaide no quería saber nada de él. No comprendía que su mera presencia era para ella el recuerdo de algo que le gustaría olvidar. Lo único que sabía era que por fin había conocido a una mujer de la que podría enamorarse.