Los dulces sabores de la pasión eran demasiado apetecibles…
Una sola noche era todo lo que Holly Fitzgerald podía permitirse con el alto y apuesto Joe Barone. Ganar el concurso de helados no era nada comparado con lo que sentía cuando él la miraba con sus ojos ardientes de deseo.
Joe era un hombre rico y sofisticado, impecable con su traje de negocios. Su simple tacto bastaba para encender a Holly y hacerle desear algo más. Al igual que la Cenicienta, se olvidó del mundo real y de la precaución, y, por una vez en su vida, se deleitó con la fantasía. Pero cuando el reloj dio las doce, Holly supo que una sola noche con Joe no sería suficiente…