Algunas reglas están hechas para romperlas...
Si Jared McLean hubiera sabido lo que suponía hacerle aquel favor a su amigo, jamás habría accedido a hacerlo. Jamás habría querido romper la regla número uno: no enamorarse NUNCA de la novia de un amigo. Pero un viaje por todo el país con la seductora Cat Levery le hizo olvidarse de la amistad y de todo... Incluyendo los ladrones que les seguían la pista...