Freya y Gus habían pasado un verano maravilloso hasta que Gus se fue en busca de un futuro que no incluía a Freya.
Doce años después, Freya tenía que revelarle a Gus dos cosas trascendentales: la primera, que había sido madre de un hijo suyo, Nick; y la segunda… que Nick necesitaba un trasplante de riñón que sólo su padre podía donar.
Gus, desconcertado, prometió ayudar a Nick, al tiempo que se daba cuenta de que el vínculo entre Freya y Gus seguía siendo muy fuerte.