Cameo estaba poseída por el demonio de la Tristeza, y no tenía permitido experimentar alegría. Si osaba hacerlo, perdía el recuerdo. Decidida a encontrar al único hombre que tenía la clave de su redención, se adentró en una tierra más fantástica que la de los cuentos de hadas.
Lazarus gobernaba su reino con un objetivo: formar su ejército y aniquilar a sus enemigos. No había nada que pudiera distraerlo, hasta que llegó Cameo y se dedicó exclusivamente a buscar algo que la hiciera sonreír… y que le permitiera seducirla.
Fuerzas oscuras conspiraban contra ellos y amenazaban con la destrucción del frágil vínculo que habían creado, y Lazarus empezó a volverse loco. Cada uno de sus besos y de sus caricias conseguían que Cameo se tambaleara al borde de la felicidad. Sin embargo, si caía, corría el riesgo de olvidar a Lazarus para siempre…