El trabajo del agente John Edmond estaba en peligro. Tenía sólo una oportunidad para demostrar que podía trabajar en equipo. Tenía que vigilar de incógnito a Kelly Lockett, heredera de una fundación benéfica sospechosa de estar relacionada con el terrorismo.
El hermano de Kelly había muerto en un “accidente” y estaba claro que el asesino iba ahora tras ella. Entre la inesperada atracción que había surgido entre los dos y la amenaza que se cernía sobre Kelly, la operación era mucho más que una simple vigilancia.