Los átomos que componen el universo son los mismos que forman parte de nosotros. Así que cuando miramos el cielo en realidad estamos diciéndonos, «yo, nosotros también venimos de las estrellas».
Cuando sabes que tus átomos son los mismos que constituyen el universo, fuente de vida, y que tienen solo de materia un 0.000001% y un 99.999999% de espacio vacío (energía invisible para nuestros ojos), se manifiesta ante un ti una premisa que te transforma y que, en lo más profundo, sospechabas: no somos solo nuestro cuerpo o patrones mentales, somos mucho más.