Poesía sencilla y oscuramente deslumbrante.
A la manera de un lienzo del barroco neerlandés Pieter Claesz, la colección de poemas que integra Naturaleza muerta reúne una serie de retratos simbólicos sencillos y oscuramente deslumbrantes. Animales, insectos y plantas; esculturas de dioses griegos o héroes de la antigüedad clásica, objetos tales como un maniquí o el mapa de una ciudad, conforman un breve poemario que brilla por la sencillez y la destreza de su ejecución, armado a la manera de los nocturnos bodegones de los siglos XVI y XVII y lleno de erudición clásica pero accesible a todo público, profano y exigente.