El ser humano en armonía tiene la posesión del tiempo.
¿Cómo definir el tiempo en su breve inmensidad? Moverse en la pequeñez de tus propios límites y ser en el espacio infinito del cosmos. Venir a la luz y crecer al compás de la tenue voz de sus soles; asumir el efímero instante que poseemos y seguir en pie cuando su faro quede en silencio. ¡Qué difícil comprometerse con la fugacidad de la existencia! No prodigar sin sentido el tiempo, como si fuéramos inmortales. Enriquecer con nuestro corto tiempo el territorio íntimo del universo. Los versos de este libro transitan sobre algunas facetas del tiempo y la dicotomía entre el tiempo íntimo finito y el eterno movimiento del universo.