Nuestros hijos cambiaron nuestra vida, desde antes de nacer.
Mi mujer vivió su primer embarazo como una revolución en su vida, y dio tanto protagonismo a su hijo que vivíamos como una familia de tres personas, cuando aún éramos dos. Los fines de semana siguieron igual, con las excursiones y las tertulias del grupo de amigos, pero cuando nació Guillermo, vinieron los cambios de verdad: Paloma no salía de casa y era feliz con su bebé en su regazo.