El dolor se confunde demasiado con la vida, pero ellos todavía no lo han aprendido.
Ha fallecido la abuela, por lo que Gabriel, a sus trece años, regresa al pueblo junto a su madre para el entierro. Como es habitual, todo termina siendo un desastre, pero la reaparición de su padre, con quien casi había perdido el contacto, le hace revivir por qué hace tres años se mudaron a Las Casas y, muy especialmente, por qué se marcharon corriendo de allí, con la promesa de no volver.
Todos volvemos es una hilarante comedia trágica sobre cómo aprendemos a aceptar a nuestros padres, cómo nos construyen sus errores y cuánto nos debemos, aunque nos cueste reconocerlo así, entre padres e hijos.