«Tanto invento del corazón, tanto descubrimiento en su herrumbre...»
Federico Moreno
Con Pólvora en las alas, Federico Moreno mantiene una honda mirada hacia el ser humano y a su quebradiza naturaleza, a sus equívocos, a las cloacas a las que conducen sus barros.
Las biografías sin homenaje de la gente oculta, la fugacidad del amor y la orfandad ante el abismo que nos presenta la vida son las tres partes que estructuran este intenso libro, construyendo un personaly estilizado espacio lingüístico donde se alojan, con algo de luz, familiares desencuentros.
- Prometo que esta es la última vez
- Tenía él seguidores, tribus de hormigas
- Han pasado treinta años y aún me cuelgan
- Esta vez no tenía ella,
- Como todas las mañanas él espera
- La mañana amanece plata
- Como todas las mañanas
- Era viajero con vaso
- Hay en ese rincón
- Y siempre perdurará
- Enseñabas álgebra
- Iba afilando los días tan largos
- Paracetamol haciendo mares de nostalgia
- Le llamaban
- Puedo escuchar alpargatas,
- Comparten el baño, los auxilios
- Y esa finísima gracia de tocar el tambor
- Será porque está cansada
- Te prometo vestidos, almenas
- Se detenían, sus ojos,
- Me habla cariñoso
- Continuaba siendo un largo pasillo
- Me la encontraba siempre en fuentes.
- Dicen que ya no tiene frescura,
- Y no fue con él feliz.
- Náufragos
- Llevaba rizos de mártir
- Los descampados, las parcelas
- Tan afortunado
- Y veía yo unos dedos tamborileando
- Y seguiré viendo
- Y supe de esos puntitos
- Y dijo orquídea,
- A veces, solo a veces hay una flauta,
- Volvió otra vez como el aire
- Redacto mis raíces
- Se clavó la voz de tu nombre
- Cruces de voces
- Si me miraras y hablaras
- Más que muerto,
- Ya no amé
- Rezaste en la urna y depositaste los olvidos,
- Era una película abierta o poema de amor
- Te llamo con mis ojos
- Tanto invento del corazón,
- La sonrisa encubierta de tus dientes
- Cansa mi costumbre para acceder a tus pestañas,
- Es como un cuento.
- Ya estuve tocado por el gris de las aceras,
- Dorada en mis brazos.
- Con ese vestido
- Hace tiempo que las mañanas
- Ayer susurró mi pecho al recordar
- En ocasiones he pensado en ti
- Tengo la mirada sin frente
- Me he colgado de tus lenguas, he viajado
- Quisiera encontrar la palabra ideal,
- Sé muy bien lo que esperas de mi.
- Te he comprobado durmiendo los siglos, las horas.
- Y estuve cerca de ti
- Me acosan,
- Los autobuses de la noche,
- El pelo, los tacones o las mejillas,
- Ya los aires se han vuelto mentira,
- No tengo todavía el corazón de plomo,
- Ven y acércate.
- Hoy mi corazón hace despensa,
- Me desvelan tigres mi conciencia
- Maneras de volar,
- Cansado de que me enseñen a aspirar
- Con solo mover la boca
- Sueño: estaba yo con la cara de Cary Grant
- A veces la cama de la ideas
- No quedan ya los jardines,
- Es el tiempo del revés,
- ¿Voy caer?
- Y el sol germina plata
- Como flores viviendo
- Mis fortalezas están hechas de papel,
- De espejos, cactus y otras soledades
- El tiempo como trompo
- Pudieran despegarse
- Yo no tengo tatuajes,
- El rumbo perdido
- Ha llegado la hora,
- No te quepa duda.
- Y llegó el día en que supimos
- Bachillerato
- Retomarán otros montes,
- Pido el incendio
- Otro fallo,
- Sentado sobre la colcha de hielo
- Moldean las manos
- Es mejor que no salga de casa,
- Qué madrugada de enfermo,
- Hay ruido de corazones
- Se me han separado los dedos,
- Fabrica perros,
- Mugen los árboles, ya es la hora de que grites.
- Y llegaré al territorio de ningún lado,
- Molusco que sería yo por arrastrarme
- A veces, en el autobús
- Por qué entonces tengo que creer.
- Ha fracasado,
- Hoy las naranjas se han puesto azules.
- Hay malas compañías
- Descalzo, lo sé, son paredes
- Los cines conocen la sal
- No he derramado aún el vaso de las memorias.
- El tiempo me despeina
- Se han levantado muros a la sombra.