¿Quién entre Markus, el pelotari, Évariste, Álvar, Ezio, o algún cierto alguien, es el único por el que se siente arraigo? ¿Quién es Él?
Me miró por mi nombre y Velero conforman una antología, primordialmente erótica, que, directa o indirectamente, se puede resumir en que es una larga carta de amor, a través de poemas, a uno solo y único hombre, en las distintas etapas de la formación del poeta.
Cada uno de los escritos lo tiene a Él como principal fuente de inspiración, indistintamente del título que el texto ostenta o a quién esté dirigido. Quién es Él se mantiene en misterio. Solo Alonso Quijano tuvo la enternecedora locura de mencionar con tanta vehemencia a Dulcinea; y yo, mucho me temo, también soy loco...