Cosas curiosas pueden ocurrir.
Inesperadamente, uno de los protagonistas de la novela recibe una carta procedente de una notaría. En ella se le anuncia, nada menos, su designación como beneficiario de una colosal herencia. Desconcertado por la noticia, se plantea rechazarla.
Casi simultáneamente otro protagonista recibe una notificación de la misma notaría respecto a su derecho a percibir la misma herencia. La resolución del conflicto planteado y otros acontecimientos ocupan el resto del relato.