El 24 de febrero de 1402, en Sevilla, en donde se halla reunida la Corte, fallece, tras una agonía terrible, el principal consejero eclesiástico del rey Enrique III de Castilla. Nadie parece dudar de quién ha sido el instigador de lo que todos consideran un asesinato largamente preparado: el electo de Toledo, Gutierre Gómez Álvarez de Toledo, contrariado por la intervención de la víctima para impedir su promoción a la mitra toledana. Todo ello acaece en medio de las luchas desatadas por un Cisma de Occidente que divide a toda la cristiandad, también la castellana, ahora separada de la obediencia al Papa Luna. Gracias al estudio de una extensa documentación inédita, el autor consigue reconstruir minuciosamente aquellos hechos que llevarán al lector al conocimiento de aspectos recónditos de una época, extraña y apasionante, como fue la primera mitad del siglo xv. Así, en estas páginas emergerá, con perfiles cada vez más nítidos, un personaje complejo e históricamente decisivo, situado en el centro de la vida política de su tiempo, y, sin embargo, escasamente conocido, como este don Gutierre, señor de Alba, y, finalmente, ya en sus últimos años, arzobispo de Toledo, tal como ambicionara en su juventud. Tras su muerte, en 1446, un sobrino-nieto convertirá la herencia de don Gutierre, antes de que acabe el siglo, en el título de duque de Alba, siendo, así, el origen de la más poderosa casa noble