Como corresponsal del diario porteño El Mundo, el argentino Roberto Arlt viajó por Marruecos entre julio y agosto de 1935, experiencia de la que nacieron los cuentos reunidos en El criador de gorilas. La condición exótica del mundo islámico acentúa la fascinación por el África misteriosa que revelan estos cuentos, en los que se deja sentir perturbadoramente el horror de lo desconocido. Pasiones, venganzas y otros ingredientes dan a las historias una atmósfera primitiva y refinada a la vez, con un encanto oriental capaz de recordar en ocasiones las «Mil y una noches».