El mundo se consume y solo el poeta es testigo -absorto y paciente- de esa transformación. Como en el fuego alquímico, algunas formas se elevan y otras se hunden bajo el peso de su propia imposibilidad de arder, y es ahí donde estos poemas logran entrelazar maravillosamente la levedad y la dureza, la crueldad y la compasión, trazando el vínculo invisible que desdibuja los linderos de lo inerte, para mostrarnos una realidad que está fundida por las virtudes del fuego.
Mientras todos dan la espalda al incendio o lloran sobre las cenizas, este poemario reescribe el instante de la luz y exhuma toda la materia inflamable de la memoria para recordarnos que, a pesar de tanta ruina, hay al menos una batalla que ganamos cotidianamente al desastre.
Pablo Rojas
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- Índice
- I: Combustión
- Esas heridas
- Oficio
- Una balsa para lo que somos
- Lo amarillo de la niebla
- Otra repartición de los peces
- Seres de otra materia fría
- No es un Ars Poetica
- Un acto circense
- Indefinición crónica
- Fantasmagoría de algunos jardines
- Atrofia del reptil
- Siempre ahora la exquisitez del cadáver
- Sobre algunas impericias del lenguaje
- Canción para un tótem
- Asimetría de un espejo roto
- Porvenir
- Cosecha
- II: Consumación
- Motivos exóticos para una cacería
- Autofagia de una salamandra
- Beirut Mon Amour
- Aquí va una endecha
- Variación socrática
- Alivio del mundo
- Birdman
- Ciudad de autómatas
- Aquí van para ti siete poemas cortos
- Autocompasión
- f (unas efes azules)
- Rara Avis
- Les yeux sans visage
- Aquí llueve y arde la lluvia
- Objetos para la tortura
- Hospitalidad del frío
- Breve elegía
- Desvelo
- Los extremos que en una vela arden y se tocan
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