La situación de las mujeres en su entorno tanto privado como social ha estado siempre presente en la poesía de Siomara España. Poemas como “La mujer del miércoles”, “Mujeres”, “Mía”, así como su libro El regreso de Lolita dan suficiente cuenta de ello. El camino que la poeta recorre en Cuerpo presente la obliga a encarnar otras voces: la voz del testimonio, la voz de otras mujeres, víctimas de femicidio, de crímenes consignados en algunas de las crónicas más brutales publicadas en su país, Ecuador —textos que no dejan de reproducir, como un eco siniestro, la misma desmedida violencia que se ha venido registrando en los últimos años en tantas otras regiones y culturas. En su originalidad, en su justo equilibro entre denuncia y lirismo, Cuerpo presente se inscribe en una altísima tradición: la del libro de poemas como colección de casos. Una tradición que nos remonta a la crudeza de Morgue, de Gotfried Benn, libro que en 1912 rompió con toda la poesía alemana que le precediera; a la transcripción de procesos judiciales con que Testimony, de Charles Reznikov (1965 y 1968) inicia el Objetivismo estadounidense; a Espejos de las fugaces (2010 en español), el bellísimo libro de Joumana Haddad en el que hablan algunas de las suicidas más renombradas; o más cerca de nosotros, El libro centroamericano de los muertos (2018), de Balam Rodrigo, en el que se registran las voces de quienes intentaron migrar en condiciones paupérrimas, atravesando México, hacia un fallido y despiadado Norte. Cuerpo presente es parte de este continuum: el de aquellas obras que, sin abandonar el registro más altamente poético, apuntan a ciertas situaciones que nos confrontan con el más extremo límite de lo humano.
MERCEDES ROFFÉ
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- Índice
- I
- II: Horizontalidad del cuerpo
- Bufanda
- Cuchillo
- Almohada
- Vidrio
- Candelabro
- Guardarraya
- Tijeras
- Navaja
- Martillo
- Cartucho
- Móvil
- Pavimento
- Árbol
- III: Verticalidad del cuerpo
- Manos
- Boleta de amparo
- Miedo
- Killer city