Estamos ante un libro polifónico, de múltiples voces, mediante las cuales el autor como conciencia central desaparece (se oculta tras un álbum de fotografías que comprende buena parte de Chile) dejando paso a las voces que configuran el texto, y donde estas dan a entender el férreo esplendor del país: un esplendor sin integridad ni armonía. La Comedia de Chile –comedia entendida en la medida en que sus voces son proclives a desempeñar papeles dramáticos y sus personajes propensos a sobreactuar– es un escenario en donde el lenguaje es público, por lo que intervienen desde las voces coloquiales hasta intertextualidades que dialogan con los múltiples estilos presentes en la poesía chilena: Juan L. Martínez, Raúl Zurita, Armando Uribe, Roberto Bolaño, etc.