Si bien a veces se ha calificado de hermética su creación, Quince abre las puertas a algunos de los múltiples niveles de su poesía. Los comentarios demuestran que nada ha sido dejado al azar: cada vocablo, cada silencio, cada fonema, cada figura rítmica, está al servicio del sentido. Las partituras de los poemas, también incluidas en el libro, son, por eso, fundamentales. Además, el contenido mismo de Quince obliga a repensar la realidad.