Las palabras –no todas, no siempre– tienen filo. Pero hay que saberlo buscar, hay que saber bruñirlas de ambas caras –sonido, sentido– con paciencia y precisión, para que sea como el de una daga, una faca o un bisturí.
El filo se trabaja con paciencia y meticulosidad hasta que, cuando está a punto, brilla. Sin embargo, ese brillo dura sólo un instante, el instante mínimo que media entre su emerger de la vaina y el hundirse en la materia que busca cortar, hendir, penetrar.
Brillo y oscuridad, filo y silencio.
Con este ritmo bailan los poemas de Mamífera de Milagros Moreni. Poemas en los que las palabras cortan y, en el breve espacio del verso, brillan.
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- Índice
- Prólogo
- Mamífera
- Miedo
- Movida
- Ellos esos aquellos
- Foto mental
- Feliz cumpleaños
- Ellalma
- Así
- Gritos
- Incinerarte
- Arena
- Camino
- Disculpe
- Tan cerca la luna aunque inalcanzable como vos
- P
- Espacio
- Podría
- Vía láctea
- Alcanzaría
- Amanecido
- Te odio tanto que no me explico cómo te quiero todavía
- Intertexto
- Mujer bonsai
- Deambulador
- No fui
- El gato se enrosca y se estira como un espasmo como mi alegría
- Nubre
- Qué cosa
- Charco maldito
- Fiesta
- Salida
- Hormigas bípedas
- Foto
- Ebullición
- ¿Cuándo mueren los que mueren? ¿Cuándo muere lo que muere?
- Sonsonete
- Pétalo anfibio
- Hasta acá
- Palíndromo
- Cielo
- Ábamos
- Basta
- Explicación
- Protesta
- Eso también
- Fin