Abilio, luego de pasar más de la mitad de su vida en aviones, entre aviones y con aviones, reflexiona qué lo llevó a vivir de ese modo y por qué mucha gente dedica tanto tiempo a viajar hacia ninguna parte. No fue fácil que llegara a estas preguntas, todo comenzó con un ligero malestar en los riñones que se transformó en una tristeza general, una especie de melancolía viajera insoportable que sólo logró entender gracias precisamente al Gordo Pelosi, su peor enemigo en la Asociación Internacional de Viajeros Frecuentes, y quien le advirtió de la Escala Tropecientos, una escala en el viaje a partir de la cual ya no es posible regresar.