En marzo de 2008, la artista italiana Pippa Bacca emprende una performance tan atrevida como llena de buenas intenciones: viajar en autostop de Milán a Jerusalén vestida de novia, en una suerte de peregrinación antibelicista por países en los que aún es palpable el rastro de la guerra, como una forma de reivindicación de la paz y el amor universal, representados por el vestido blanco. Una década más tarde, la autora francesa Nathalie Léger, sobrecogida ante la historia de Bacca y su fatal desenlace, decide indagar en los motivos que llevaron a la joven a emprender un viaje tan peligroso. Mientras avanza en su investigación, Léger visita unos días a su propia madre y descubre el anhelo urgente que esta siente de revelarle el trato humillante e injusto que hubo de padecer durante el proceso de divorcio de su padre en los a.os setenta, y le pide que dé voz a esta verdad. Apoyándose en el simbolismo del vestido blanco como punto de partida y con la precisión y clarividencia a la que nos tiene acostumbrados, Nathalie Léger vincula dos historias de mujeres que en apariencia no guardan ninguna relación y, con un estilo bello, sutil y reflexivo, pone de manifiesto la importancia que tiene –tanto en el ámbito familiar como en el arte– la búsqueda de un relato que nos haga justicia.