Esta novela es el testimonio de un hombre valiente atrapado por dos amores; su vocación religiosa y su amor a los hombres. Antonio, el protagonista, sacerdote, nos narra con coraje la huida a Londres para reflexionar y asumir sus propias pulsiones emotivas.
Este relato nos muestra en cuerpo y alma a un personaje que ha hecho de la fuerza y el dolor su razón de ser.
Una prosa directa en un marco bien definido, que cala en el lector, donde su desenlace viene a traer un momentáneo alivio a las heridas del alma.
En 1977, Todos los parques no son un paraíso, fue finalista del Premio Planeta. A raíz de su publicación el autor fue expulsado de la orden de los Carmelitas Descalzos.